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  • La Revolución de la Mujer Jirafa

    08/03/2016

    “Mujer Jirafa” es el término que se acuñó desde Occidente para referirse a las mujeres pertenecientes a la minoría étnica Padaung, que literalmente significa “cuello largo” en el lenguaje Shan. Estas mujeres lucen anillos en su cuello que van añadiendo progresivamente en una de las tradiciones más imponentes a nivel de impacto en el cuerpo humano. Una imposición cultural con la que han vivido durante siglos y que en los últimos años ha pasado a ser un atractivo turístico a nivel mundial. Pero recientemente algunas Padaung han comenzado a renunciar a sus anillos en un gesto que debe ser recordado en la historia como un tremendo acto de heroicidad para la defensa de la dignidad y derechos del género femenino. Se trata de la Revolución de la Mujer Jirafa.

     

     

    Las mujeres Padaung son un grupo de la casta Kayan que a partir de los 5-6 años de edad comienzan a ponerse anillos alrededor de su cuello añadiéndolos progresivamente con el paso del tiempo adquiriendo así una apariencia muy peculiar en la que da la impresión de que su cuello se va a estirando, aunque lo que realmente sucede es que al ir gradualmente añadiendo anillos se van comprimiendo y presionando hacia abajo las clavículas y la caja torácica, hecho que provoca el efecto de que parezca que tienen el cuello alargado. 

     

    Hasta ahora no ha sido posible verificar el comienzo de esta tradición debido a que en la etnia Kayan no tienen lenguaje escrito. Algunas creencias mantenían que el objetivo de este singular hábito era el de hacerlas menos atractivas para otras tribus, mientras que por el contrario otras afirmaban que era por belleza y estética, aunque al preguntarles a ellas respondieron “Llevamos los anillos porque es nuestra tradición”. Originariamente la raza Padaung vivía en la jungla como una tribu que veneraba y protegía los animales, si bien no por ello dejaban de estar expuestas a los peligros que la vida en la naturaleza salvaje conllevaba. La leyenda alrededor cuenta que esta casta sufría continuos ataques por parte de tigres que acababan con la vida de su presa mordiéndoles en el cuello, y de ahí que comenzara la costumbre de proteger a sus mujeres.
    Estas bobinas de latón o cobre pueden llegar a pesar en su conjunto más de 7 kg., a lo que hay que añadir que también los llevan para decorar sus tobillos. Son muy molestas ya que no solo limitan en demasía la motricidad y agilidad corporal, sino que además son tremendamente problemáticas para comer y dormir y, lo que supone un hecho aún más abrumador, no pueden ver su propio cuerpo.

     

     

    Las mujeres jirafa originariamente se encontraban al este de Birmania, pero con la guerra civil que asoló el país durante décadas muchas de ellas comenzaron a desplazarse con sus familias al oeste de Tailandia, donde se asentaron en campamentos de refugiados. Actualmente continúan emigrando desde Birmania a poblados tailandeses que han sido convertidos en auténticos zoos humanos. Estas villas temáticas son visitadas por centenares de turistas que acceden a pagar por su visita financiando así este sistema de exhibición del ser humano como atracción.

     

    Las familias Padaung tienen prohibido trabajar y reciben un estipendio en relación al número de juegos de anillos que tengan. Se ha llegado hasta el despropósito de que jóvenes tailandesas que ni si quiera pertenecen a esta etnia se mudan a estos poblados y comienzan a vestir sus anillos y ropas tradicionales para convertirse en una atracción viviente y así poder recibir una paga mensual que sumado a lo que ganan a través propinas y ventas de postales y suvenires aseguran una renta apropiada. Las mujeres de estos poblados son obligadas por los hombres que gestionan las entradas y visitas a tener una postura de predisposición frente a las cámaras de los turistas y sonreír a cada fotografía, así como a llevar sus trajes típicos en todo momento y mostrarse tejiendo prendas tradicionales, algo que no es parte de su tradición original y que les supone una gran incomodidad al provocarles dolor de cuello y espalda. En Tailandia incluso existe la opción de realizar junto a ellas una excursión de dos horas a lomos de elefantes, un esfuerzo físico para el que no están preparadas y que les repercute en forma de daños y lesiones.

     

     

     

    Los desplazados por la guerra de Birmania residen en campos de refugiados que se mantienen sin electricidad ni agua corriente para vender al turista que prefieren vivir aislados de la sociedad. A pesar de que en Tailandia ya hay varias generaciones de Padaung todavía son negados de la ciudadanía tailandesa, por lo que ni pueden desplazarse por el país ni tienen acceso a una educación o sanidad adecuadas, además de que en algunos casos incluso tienen prohibido abandonar sus poblados. Una aplastante mayoría son analfabetos, ya que las niñas tienen que abandonar pronto el colegio para estar en el poblado cuando vengan los turistas, no tienen apenas libros ni recursos y además docentes foráneos no son permitidos, por lo que las clases son impartidas por profesores Padaung que tienen una formación académica muy limitada.

     

     

    Hasta hace relativamente poco, era comúnmente aceptada la leyenda popular de que si una mujer se removía los anillos podía romperse el cuello e incluso morir asfixiada. Sin embargo en 2006 Mu Lo, una refugiada Padaung de apenas 20 años, se despojó de las pesadas piezas de bisutería que la llevaban acompañando durante tres cuartos de su vida en protesta por haber sido denegada por el gobierno tailandés el permiso a abandonar el país para trasladarse a Nueva Zelanda. Era el comienzo de la Revolución de la Mujer Jirafa.   
    El acto de Mu Lo no solo fue agitador y pionero, sino que mostró a las mujeres de su etnia que tenían la opción de decidir por sí mismas. Con el reciente auge de los poblados Padaung como destino turístico, mientras muchas mujeres lo han visto como una cómoda oportunidad de adquirir ingresos otras se han plantado ante la humillación que supone para ellas exponer su cultura como si de un circo se tratara y ser utilizadas como objeto de ornamentación exótica para turistas ávidos de fotografías singulares. Frecuentemente su insurrección conlleva el rechazo de sus vecinas e incluso las amenazas de los administradores que gestionan la entrada de visitantes a los poblados. Deciden no hipotecar su idiosincrasia étnica y conservar su humilde forma de vida desechándose de unos anillos que además de haberlas convertido en mujeres objeto ya no ven motivo por el cual tengan que llevarlos sacrificando salud y nivel de vida por una tradición que consideran arcaica y obsoleta. Además estas tribus siempre han sido muy pobres y las mujeres que rechazan la moderna influencia del turismo para continuar su verdaderamente tradicional y modesta forma de vida contemplan los anillos como costosas piezas de joyería, por lo que prefieren emplear su dinero en bienes básicos como la obtención de víveres.

     

    Cuando se visita un país desde fuera habitualmente se piensa y planea la forma de tener la experiencia más fascinante y a poder ser exótica y singular, pasando por alto que nuestra influencia y la forma en que decidimos gastar nuestro dinero en esos lugares tiene un gran impacto en la sociedad local, pudiendo ocasionar desequilibrios e injusticias. Es ineludible el atractivo de la apariencia de las mujeres Padaung y obviamente es una tradición singular que ha perdurado durante cientos de años. Pero afortunadamente la sociedad ha ido evolucionando en pos de la igualdad, el respeto y la tolerancia y si los valores de una particular costumbre han quedado obsoletos no debe ni contemplarse la opción de tratar de conservar una tradición que devalúa a seres humanos e insulta la dignidad de todo un sexo. Incontables heroínas han luchado y conseguido vencer en batallas que han podido permitir una ascensión en el reconocimiento de su género y las Padaung que están llevando a cabo una revolución contra su propia historia y cultura se han ganado un hueco en esa lista de mujeres que luchan por convertir el mundo en un lugar más justo, pero lo que es aún más importante, las mujeres jirafa merecen que sus congéneres conozcan de su proeza por si en algún momento se olvidan de que la lucha por la igualdad continúa siempre.

     


    Mr.Challenge Films